2 de out. de 2011

Tras la estela de los ´llaüts´ de madera - Diario de Mallorca

De cien a media docena en apenas cuarenta años. Los talleres donde fabricar o simplemente reparar un barco tradicional están en peligro de extinción. La escuela de Son Bonet y el amor al oficio son los únicos pilares para una artesanía históricaSEBASTIÀ SANSÓ. MANACOR A mediados de la década de los sesenta, cuando la eclosión turística empezaba a intuirse y los pescadores no eran sólo de recreo, en Mallorca convivieron más de un centenar de talleres donde fabricar o reparar una embarcación de madera. Eran los denominados mestres d´aixa, artesanos con experiencia vinculados a los puertos históricos, cuyo legado hoy está en peligro. Pero sería injusto vincular el cierre de talleres únicamente a la riqueza del sol y playa. Los nuevos materiales y la agilidad en el transporte del pescado, unido al poco interés económico que parece despertar la profesión, completan el panorama. A día de hoy, muy pocos son los puntos donde poder encargar un llaüt mallorquín hecho de madera, o simplemente ´lavarle la cara´: Manacor, Portocolom, Vilafranca o el Port de Pollença. Poco más. Llorenç Julve (Manacor, 1968), se dedicaba a restaurar muebles antiguos cuando un amigo suyo le pidió el favor: "Me dijo si sabía arreglarle un pequeño velero de madera que tenía". Doce años más tarde, por su taller situado cerca de la avenida de na Camel·la de Manacor, pasan unas 40 embarcaciones anuales en busca de una solución. Ninguna de ellas nueva: "No hago barcas nuevas porque simplemente no hay demanda, la mayoría ya son de fibra, más baratas y en teoría más sencillas de mantener". De hecho en Cala Rajada por ejemplo, quedan seis y uno sólo en Palmanova fabricadas con material natural. Si hablamos de precios, un llaüt nuevo de madera de seis metros de longitud (la medida más popular), puede costar entre 1.000 euros el palmo o unos 6.000 el metro. Pero sólo es una referencia. En realidad el trabajo del mestre d´aixa costaría aproximadamente 16.000 euros, pero habría que sumarle al presupuesto los 3.000 que cuesta el proyecto, además del motor y la pintura. En cuanto a tiempo total, en unos tres meses y medio dos personas podrían tenerlo listo. Las horas de trabajo oscilan entre los 20 y los 28 euros la hora. El trabajo no es excesivo pero se puede todavía vivir de él: "Es lo que le decía, se arrastra todavía la mala fama que dicta que un barco de madera es más difícil de mantener. Se ha exagerado mucho; hay que pintarlo y embarnizarlo cada dos o tres años. La diferencia estriba en que uno de fibra en invierno o durante un par de años si no quieres pagar un amarre, puedes guardarlo debajo de una higuera sin que le pase nada, y uno de madera no; por eso ya sólo los suelen utilizar los pescadores". "Hay muy poca gente que valore un llaüt como algo propio a defender, cuando en Italia o Estados Unidos los protegen". En 2000, el Consell de Mallorca a través de la denominada Oficina del Mar, puso en marcha la Escola-taller de Mestres d´Aixa de Son Bonet; "Para atender la necesidad de mantener vivo el oficio y evitar la desaparición de nuestro patrimonio", rezaba su eslogan. Las promociones, de diez artesanos cada una, duran apenas dos años con otro opcional, demasiado poco tiempo para una profesión de experiencia. Su mayor logro, restaurar La Balear, la barca del bou más antigua de Mallorca, construida en Palma en 1924. Suerte dispar Pero los alumnos que tras ella han podido establecerse de forma independiente pueden contarse con los dedos de una mano. La mayoría han seguido, o bien otros caminos laborales, o bien han entrado a formar parte de una empresa que se dedique a la conocida como ´carpintería náutica´, más enfocada a los interiores de embarcaciones enfocadas al disfrute. Uno de los que ha logrado sobrevivir en solitario ha sido Sebastià Vidal (Campos, 1982). Establecido desde hace tres años a las afueras de Vilafranca, como Julve, tuvo una etapa de asentamiento del oficio en el taller de la familia Cifre en Portocolom. Además de defender su trabajo, defiende a sus clientes: "A la hora de cobrar, aquellos que tienen barcas de madera saben lo que hay y son conscientes de lo que valen las cosas. Tienen una mayor conciencia y estima". Ahora está ´embarcado´ en una reparación de dos meses: costilla y casco. Es como si el taller fuera el quirófano y el trabajo una operación; cada elemento se mide, se corta, se encaja y se mide de nuevo. Vidal trabaja con sapelly, una madera tropical que como el iroko ha substituido a las maderas mallorquinas más tradicionales: el pino y la encina. "Un tablón de teca cuesta 150 euros, una de sapelly la mitad; un metros cúbico de iroko vale 1.500 euros, por los 900 de uno de sapelly. Hoy en día se compite con los materiales, con las colas o con las bisagras". El pino mallorquín actual no sirve, se pudre, se mancha de azul y se deforma; demasiados inconvenientes para arriesgarse. Hoy en día nadie se preocupa de tratarlo o de cortarlo con la luna adecuada. Lo mismo ocurre con la encina, más marrón y quebradiza si ha sido tratada con agua dulce y rosácea si ha completado el procedimiento de amarat en agua salada. Pero hay más maderas dependiendo de la reparación y el lugar donde haya que hacerla: desde el roble hasta el cedro, pasando por el sepí o el fresno. "Yo recuerdo estar fabricando tres barcos a la vez y tener a cinco personas en plantilla", recuerda Joan Cifre (Portocolom, 1979). En 2011, pese a que la estampa no sea la misma (ahora entre él y el campaner Joan Portell están construyendo el primer llaüt que entra en el taller en dos años), el Port de Felanitx es el puerto donde se acumula aún la mayor flota hecha en madera. "No hay ayudas ni para nosotros ni para los artesanos que intentamos mantener el patrimonio propio", explica mientras incrusta con un cincel trozos de estopa entre las maderas a modo de aislante. Siete meses de trabajo para un barco de nueve metros y 45.000 euros de presupuesto. "Se subvenciona más la compra de una embarcación de fibra que no de madera. El Govern, por ejemplo, debería priorizarlas a la hora de conceder amarres". "Probablemente me retire llamándome mestre d´aixa, pero dudo que haga el mismo trabajo".

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